Por: Ramón E. Marquez, abril 27 de 2018

Santiago de Cali-Colombia.

 

¿Si el sismo ocurre en nuestra ciudad que pasaria?...

 

 

El último sismo sentido en nuestra ciudad fue sentido hacia las 10:48 minutos de la mañana de este lunes 23 de abril. La primera versión indica que el epicentro estaría en Manizales, capital caldense.  El Servicio Geológico Colombiano (SGC) informó que se registró un sismo de magnitud 5,4, con epicentro en Neira, Caldas, municipio vecino de Manizales, este movimiento sísmico se sintió en nuestra ciudad causando temor en varias zonas de la ciudad de Cali, a pesar de que no se reportaron daños ni lesionados, siempre que ocurren este tipo de eventos surge la pregunta  ¿Si el sismo ocurre en nuestra ciudad que pasaría?..., sin temor a equivocarme, la cultura de la prevención es aún incipiente y limitada. Lo peor que podemos hacer es evadir una realidad, evadir el problema y decir que a nosotros no nos va a pasar.

 

 

Santiago de Cali es catalogada a nivel nacional como una de las ciudades con el mayor riesgo sísmico del país, por su ubicación geográfica, sobre la Cordillera Occidental, donde atraviesa la falla Romeral, y actividad tectónica de las placas de Nazca y Suramericana, considerada por los expertos, como una de las ciudades con mayor población ubicada en zona altamente sísmica y con riesgo de inundaciones.

 

 

Mas allá de los estudios, diagnósticos y consideraciones, el mayor grado de vulnerabilidad ante estos fenómenos naturales  se encuentra en el ámbito social, donde no se valora en términos de daños y afectaciones el impacto de los mismos, esta “somnolencia social” nos puede llevar a un amargo despertar como ha ocurrido en países Sudamericanos como México, Perú o Ecuador; que después de ocurrido el evento sísmico se generó  un cambio desde lo social, institucional y económico para reducir los daños si llegara a ocurrir nuevamente, la pregunta que deberíamos hacer aun sabiendo la respuesta seria ¿Vale la pena esperar a que ocurra el evento sísmIco con todas sus consecuencias para generar ese cambio? o, nos damos nosotros mismos la respuesta, ¿gestionamos el riesgo de desastre sísmico empezando por nosotros mismos desde nuestros hogares y trabajos?, o…seguimos pensando que esto es exclusivamente responsabilidad de las autoridades caleñas y seguimos resignados a recibir ayuda humanitaria después que ocurra el evento sísmico.

Foto: Camara de Comercio de Cali

Tenemos la obligación moral de modificar nuestra manera de pensar, centrarnos en la gestión del riesgo y no exclusivamente en el desastre.

 

Entonces..¿por dónde empezar?

 

 

Lo primero es estar conscientes de que vivimos en una ciudad donde el peligro sísmico es alto, debemos conocer nuestros riesgos y nuestras vulnerabilidades, así como contar con una percepción adecuada del riesgo que representan los sismos, que nos haga modificar hábitos y conductas para reducir nuestros riesgos y convertirnos en una sociedad con capacidad de respuesta y resiliente.                     

 

 

 

Es necesario entender que los desastres son resultado de la incapacidad de la sociedad de ajustarse y adaptarse adecuadamente a su entorno propiciando una alta vulnerabilidad frente a fenómenos naturales a los que está expuesta, por ello a partir del conocimiento de los peligros “Amenazas”a los que estamos expuestos y las vulnerabilidades debemos orientar acciones para evitar la generación de nuevos riesgos. Los nuevos desarrollos, las nuevas construcciones deben considerar el riesgo de desastre para evitar que se conviertan en los desastres del futuro.

 

Vivir seguros significa tener capacidad de gestionar nuestro entorno siendo conscientes de los riesgos existentes y tomando medidas para su control, así como prever las consecuencias a mediano y largo plazo de nuestras intervenciones sobre el territorio y de los nuevos riesgos que éstas pueden generar. En cuanto a los riesgos ya existentes debemos trabajar para reducirlos, identificando aquellas condiciones que nos hacen susceptibles a sufrir daños o pérdidas por la manifestación de fenómenos sísmicos.

 

¿Cómo hacerlo?

 

 

 

 

 

ü  Reforzando las construcciones para reducir la posibilidad de daños estructurales o colapso de las edificaciones.

ü  Asegurándonos de que las instalaciones de gas y eléctricas son adecuadas y se encuentran en buen estado

ü  Colocando objetos grandes y pesados en anaqueles o lugares bajos

ü  Fijando a la pared cuadros, espejos, roperos, armarios, libreros y estantes.

ü  Evitar colocar objetos pesados en la parte superior de éstos.

ü  Asegurar firmemente al techo las lámparas u otros objetos colgantes.

 

ü  Acciones similares deben desarrollar las autoridades para reducir riesgos en sus instalaciones y en lugares públicos.

 

 

Una vez que hemos trabajado en reducir los riesgos, debemos prepararnos para posibles emergencias.

 

ü Diseñar planes y programas internos de gestión del riesgo que sean efectivos, así como efectuar regularmente simulacros, capacitar al personal, contar con señalizaciones.

ü  Localizar lugares seguros en nuestra casa o lugar de trabajo.

ü  Identificar los lugares peligrosos en viviendas para alejarse de ellos, tales como ventanas donde los vidrios podrían colapsar, libreros u otros muebles que puedan caer.

ü  Saber cómo reaccionar cuando inicie el movimiento sismico.

ü  Elaborar un plan familiar de emergencia.

 

ü  Los planes municipales de gestión del riesgo deben mantener su esencia que es identificar y analizar riesgos, reducirlos y prepararnos para las emergencias. No deber ser un obstáculo y una serie de requisitos administrativos y las autoridades deben motivar a las comunidades a la realización de este tipo de acciones.

 

Cuando ocurra una emergencia, debemos responder de una manera adecuada y coordinada. Poner en práctica aquellos planes de contingencias y protocolos de actuación, previamente elaborados.  Durante esta etapa, también pueden salvarse vidas.

 

Posteriormente viene la etapa de recuperación y reconstrucción.  En donde también existen diversas actividades coordinadas entre sociedad y gobierno, buscando siempre crear mejores condiciones, previas a la emergencia.

 

 

La responsabilidad del Consejo Municipal para la gestión del riesgo “CMGRD” implica no sólo enseñar a la población lo que tiene que hacer cuando ocurre un desastre, sino también emprender un proceso de sensibilización para que las personas sean capaces de evaluar correctamente los riesgos que las amenazan y que las y los Caleños podamos vivir mejor.